· Metatarsalgia:
Uno de los problemas biomecánicos más comunes en el pie son el grupo de las metatarsalgias. El origen del dolor que producen dicha patología es muy diverso (neurológico, articular/degenerativo, vascular, alteración anátomica…).
El tratamiento inicial generalmente consiste en utilizar una órtesis funcional o acomodativa para reducir la presión en estas áreas. Las plantillas personalizadas realizadas de forma correcta por podólogos tienen un porcentaje altísimo de resultados favorables. Si esto no tiene éxito y el paciente persiste en el dolor, se puede considerar el realizar cirugía sobre los huesos metatarsianos.
– Metatarsalgia dínamica,síndrome predislocación rotura plato glenoideo:
En este punto hablamos sobre la metatarsalgia denominada “síndrome de predislocación metatarsofalángico” la cual puede acabar convirtiéndose en una “rotura del plato flexor”. Consisten en dolores localizados en la zona del antepié, donde el paciente suele referir dolor a nivel plantar localizado en el pliegue subdigital plantar con la sensación de «pisar una piedra o pisar algo” cada vez que da un paso. El dolor aumenta al caminar y con altura de tacón en el calzado. Es con proceso inflamatorio a nivel de las articulaciones metatarsofalángicas de los radios medios produciendo dolor.
– Neuroma de Morton:
El neuroma de morton es una inflamación de un nervio de la planta del pie que aparece como resultado de una compresión mantenida o traumatismo directo sobre el nervio. Esta compresión crónica puede deberse a la forma de andar, al uso de calzado estrecho, o al uso de tacones elevados ejerciendo gran presión en el antepie, etc.
Los síntomas más comunes son la presencia de dolor quemante, adormecimiento de uno o de dos dedos y hormigueos. En ocasiones este dolor es más severo y se percibe como “descargas” eléctricas o pinchazos fuertísimos sobre esa zona del pie que obligan a descalzarse y masajear la zona para aliviar el dolor.
El tratamiento del neuroma consiste en infiltraciones de corticoides, plantillas o cirugía.
– Necrosis Avascular:
Necrosis Avascular u osteonecrosis, es una enfermedad que afecta el riego sanguíneo de los huesos. Este daño puede ser temporal o permanente. Se produce por traumatismos de repetición por insuficiencia en la longitud del primer metatarsiano o por insuficiencia vascular en la cabeza del segundo metatarsiano. Los síntomas más comunes son dolor al caminar y a la presión bajo la cabeza del metatarsiano, limitación del movimiento de la articulación metatarsofalángica, sobre todo en flexión dorsal y engrosamiento (tumefacción) dorsal alrededor de la segunda articulación.
El tratamiento, en primer lugar consistiría en: Analgésicos sistémicos, Infiltración, plantilla de descarga de la cabeza del metatarsiano, descarga del pie con bota yesada y muletas… Y en los casos en que fracasa el tratamiento incruento o en las fases tardías… sería tratamiento quirúrgico que es individualizado de acuerdo con la gravedad de los síntomas.
· Talalgias: Fascitis, Espolón Calcáneo, Bursitis inserción Fascia
El dolor en el talón es uno de los dolores de pie más comunes en la población. Existen diversos tipos de dolor en el talón, pero la forma más común de dolor en el talón es la que se presenta en la zona de la planta que generalmente se debe a la fascitis plantar. El síntoma principal es el dolor agudo matutino y al iniciar la marcha en la zona interna del talón. La fascia con el reposo de la noche se hace “más corta” y al dar los primeros pasos tracciona con más fuerza. Una vez que hemos caminado un poco, la fascia se estira y suele disminuir la molestia. En el caso de los deportistas: Dolor matutino y después de hacer deporte, no duele durante la práctica deportiva.
El tratamiento en los primeros estadíos consiste en realizar ejercicios de estiramientos, medicación con antiinflamatorios y algunos tipos de taloneras o vendajes en el pie. Si este tratamiento no funciona o la patología está más avanzada y el dolor persiste se recomienda además de continuar con los ejercicios, inyecciones de corticoides en el talón y el uso continuado de plantillas ortopédicas a medida. Generalmente todas estas medidas suelen funcionar en el tratamiento de la talalgia. Pero por el contrario, existen casos en los que el dolor persiste y es necesaria la operación para corregir el dolor del talón.
· Tendinitis
La tendinitis es la inflamación de un tendón, la estructura fibrosa que une el músculo con el hueso. Esta inflamación puede ir acompañada de una hinchazón del tendón.La tendinitis suele ser una patología crónica que tiene una alta tasa de reincidencia una vez que se produce en el paciente y que provoca dolor y aumento de sensibilidad alrededor de la articulación. El principal motivo por el que surge es como consecuencia de una sobrecarga muscular o por una lesión. Sin embargo, también puede producirse debido al desarrollo de otra patología o por la edad, ya que con el envejecimiento los tendones van perdiendo elasticidad y se puede producir la degeneración del tendón.Las tendinitis se pueden producir en cualquier tendón que haya en el cuerpo humano.
Generalmente se produce en adultos jóvenes como consecuencia de un esfuerzo repetitivo (a menudo realizado en una mala postura) o por una sobrecarga en alguna zona del cuerpo. En los últimos años la prevalencia de la tendinitis ha aumentado debido a que se realizan más actividades deportivas de esfuerzo. Esto causa que algunos músculos se fortalezcan más que otros y desemboquen en que los tendones se debiliten.
El tratamiento consiste en reducir y aliviar el dolor y la inflamación de la zona afectada. Para conseguirlo, la principal recomendación es el reposo para relajar el tendón afectado y ayudarle a recuperarse. Si la tendinitis es grave, se puede inmovilizar la zona para garantizar que el reposo. Además, también suelen aliviar los síntomas mediante la aplicación de frío o calor en la zona afectada y con tratamiento fisioterapéutico apropiado. Se suele aconsejar el uso de antiinflamatorios no esteroideos, también conocidos como AINES. Estos fármacos pueden favorecer que se reduzca la inflamación de la zona. En los casos más graves se administran infiltraciones de corticoides.
· Disfunción Tibial Posterior (Tendón)
La disfunción del tendón tibial posterior es uno de los problemas más comunes del pie y el tobillo. Ocurre cuando el tendón tibial posterior se inflama o se desgarra, causando inestabilidad del arco del pie, produciendo finalmente pie plano.
Algunas de las causas de la disfunción del tibial posterior son: Una sobrecarga excesiva, produciendo un desgarro del tendón. Por ejemplo, personas que practican deportes de alto impacto, como el baloncesto, el atletismo o el fútbol, pueden sufrir lesiones del tendón por el uso repetitivo. Una lesión aguda, como una caída, puede desgarrar el tendón tibial posterior o provocar su inflamación.
Los signos y síntomas más comunes de la enfermedad son: Dolor en la cara interna del pie y tobillo, lugar donde se localiza el tendón, dolor que empeora con la actividad como correr, problemas para caminar o estar de pie durante mucho tiempo y pérdida de la movilidad del tobillo afectado.
En la mayoría de los pacientes servirá con el tratamiento conservador: Disminuir o detener las actividades que empeoran el dolor es el primer paso. Aplicar hielo en el área más dolorosa 3 o 4 veces al día para reducir la inflamación. Antiinflamatorios no esteroideos. Medicamentos como ibuprofeno o naproxeno, reducen el dolor y la inflamación. Inmovilización con una bota de yeso corta o una bota tipo Walker permite que el tendón descase y la inflamación disminuya. La mayoría de la gente mejora con ayuda de plantillas y aparatos ortopédicos. Fisioterapia que puede ayudar a los pacientes con enfermedad leve a moderada. Infiltración, la cortisona es un antiinflamatorio que se puede inyectar alrededor del tendón. Y en último lugar cuando el dolor no mejora después de 6 meses de tratamiento conservador adecuado, sería la cirugía. El tipo de cirugía depende de la localización y la gravedad de su lesión.
· Sesamoiditis
La sesamoiditis es la inflamación de los huesos sesamoideos. Normalmente hay dos huesos sesamoideos en cada pie, a veces puede ser sesamoideos bipartitos, lo que significa que cada uno de ellos constará de dos piezas separadas. Los sesamoideos son aproximadamente del tamaño de caramelos. En los humanos, la función de los huesos sesamoideos es la de servir de protección y de palanca para los tendones musculares. En el caso del hallux, funciona como palanca para el flexor corto del hallux. Debido a su ubicación y la cantidad de fuerza transmitida a través de estos dos huesos, los sesamoideos del pie son susceptibles a una variedad de lesiones.
En la sesamoiditis se produce inflamación y el dolor, generalmente producido por un aumento en las actividades relacionadas con la marcha. A veces el hueso sesamoideo incluso se fractura y puede ser difícil de recoger en la radiografía.
La sesamoiditis se produce principalmente en personas que sobrecargan los sesamoideos como: corredores,saltadores,bailarina/es…
Hay ciertos predisponentes que incrementan el riesgo a padecer sesamoiditis como el pie cavo, el descenso de la inclinación del primer metatarsiano, una retracción de los gemelos etc..
Son condiciones que afectan al pie y que favorecen la sobrecarga que se presenta en el primer dedo sobretodo en la zona plantar y el momento del despegue.
Los zapatos con mucho talón también causan que el primer dedo trabaje con sobrecarga contínua y se favorece la metatarsalgia.
El tratamiento inicial, sería reposo, sobretodo en caso de paciente deportistas, hielo, medicamentos antiinflamatorios, descarga mediante plantillas y fisioterapia. En los casos más resistentes, puede ser beneficioso la realización de una infiltración. Estas infiltraciones sólo deben realizarse después de que se esté bastante seguro de que no existe una fractura del sesamoideo.
· Fracturas Estrés:
Cuando pensamos en fracturas solemos pensar en un traumatismo fuerte y brusco que rompe el hueso. Sin embargo, una fractura por estrés es una “grieta” en el hueso que se produce por micro-traumatismos repetidos o una excesiva carga en la estructura ósea. Por este motivo, a estas fracturas se les suele llamar fracturas por fatiga o sobrecarga.
Las fracturas más comunes en el pie son:
-Fractura del segundo metatarsiano: es la fractura de estrés más común, ya que suele ser el dedo más largo y el que está sometido a mayor carga durante actividades como la carrera.
-Fractura del quinto metatarsiano: típica en deportes como el fútbol o el baloncesto, donde se realizan desplazamientos laterales y saltos.
-Fractura del calcáneo: suele aparecer en corredores que utilizan una técnica de carrera donde el primer apoyo se realiza con el talón.
-Fractura del astrágalo: es menos común, pero de gran importancia debido a la relevancia de este hueso en el movimiento del pie.
El principal síntoma es el dolor en la parte superior del pie, especialmente en la zona de la fractura. El dolor suele desarrollarse gradualmente y es muy sensible a la presión. También se puede tener dolor por la noche, al acostarse.
Las fracturas por estrés son fracturas difíciles de diagnosticar, confundiéndoles en muchas ocasiones con otras patologías. Para su correcto diagnóstico es necesario realizar pruebas complementarias como TAC, radiografía, resonancia magnética o gammagrafía ósea puesto que en la radiografía simple, en muchas ocasiones, no se percibe la fractura.
El tratamiento principalmente es el reposo durante unas 6-8 semanas, reduciendo la carga en la zona afectada, para que el hueso sea capaz de cicatrizar por sí sólo y generar un callo óseo. En el caso de que la fractura sea más grave y se produzca un desplazamiento de la misma puede llegar a ser necesario algún tipo de inmovilización o incluso la cirugía.